Solars i memòria: conocer el pasado para imaginar el futuro


Con el cuarto y último paseo entre las recónditas callejuelas del barrio de La Xerea y la desolación que provocan las inmensas bolsas de solares que nos salieron al paso, finalizamos el primer ciclo de visitas guiadas por los solares y casas en ruinas de Ciutat Vella.

Con el proyecto SOLARES y MEMORIA, conocer el pasado para imaginar el futuro, a lo largo de cuatro días 216 vecinas y vecinos, mayoritariamente de Ciutat Vella, hemos recorrido las calles de los barrios del Carmen, de Velluters, el Mercat y la Xerea a la búsqueda de la memoria que guardan estas anomalías urbanísticas, estos vacíos sin uso específico salvo para acumular vegetación y olvido, los hemos recorrido también tratando de imaginar los futuros probables que les aguardan.

El próximo mes de enero, en el IVAM, retomaremos el último acto de esta acción ciudadana con un coloquio entre los arquitectos y urbanistas, Fernando Gaja y Carles Dolç para que nos hablen, precisamente, sobre como imaginan ellos esos escenarios de futuro.

Los solares siguen siendo el paisaje dominante en Ciutat Vella, como lo viene siendo desde los años 60 y 70 que comenzaron a caer edificios enteros, de pura ruina en unos casos o por demolición interesada en otros, pero ahí siguen 60 años después.

Ciutat Vella ya no tiene la imagen gris y envejecida que mantuvo hasta finales de los 90, pero las bolsas de degradación urbana permanecen casi inalterables. Los 45 mil metros cuadrados de solares de 2022, el equivalente a 6 campos de futbol, todavía dominan el paisaje y son casi los mismos que había 30 años atrás. Las parcelas sin construir no serán exactamente las mismas, pero los vacíos continúan.

El ruido, la sobreexplotación del espacio público y, especialmente, la inseguridad y carestía de la vivienda son las amenazas añadidas que pesan sobre una Ciutat Vella que todavía arrastra secuelas de viejas heridas. En barrios como el del Mercat son más los apartamentos turísticos que los residentes.

Recuperar vecindario, garantizar viviendas y entornos habitables, hacer frente a la especulación sigue siendo hoy, al igual que hace 60 años, una necesidad inaplazable para Ciutat Vella.


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