Hoy ha arrancado la primera de las visitas guiadas del proyecto Solares y Memoria de Amics del Carme.
El propósito ha sido recorrer algunos de los solares que salpican Ciutat Vella, ruinas que llevan así tanto tiempo que ya forman parte del paisaje como algo natural, con sus árboles y palmeras, hay vecinos que no conocen otro.
Pero en realidad esas tapias y esos huecos son anomalías urbanas sobre las que pesa un mandato de edificación.
Este es precisamente el propósito de este itinerario, viajar al pasado, indagar sobre su origen y sobre su estado actual para imaginar su posible futuro, pensar en ellos como algo necesariamente en tránsito y provisional.
Este recorrido ha comenzado esta mañana precisamente desde el jardín del IVAM y no es nada casual pues este lugar tiene para Amics del Carme muchos significados.
En primer lugar, rendir homenaje a las 46 familias afectadas por el proyecto de convertir el IVAM en un museo monumental
El 6 de diciembre de 2008, hace 14 años, aprovechando el puente para hacer la mudanza a su nueva vivienda, salió de su casa la última de las 19 familias que se opusieron activamente a la expropiación de su vivienda. Tras mucho batallar consiguieron el derecho al realojo en el barrio y un precio más justo.
La historia reciente de Ciutat Vella es una historia de éxodos, como veremos a lo largo de estas visitas, este solo es uno más y tampoco el último. Pero bien que se merecen el recuerdo de su testimonio, de resistencia frente a la arbitrariedad.
¿Pero he dicho jardín? ¿Esto es solar o es jardín?
No nos dejemos engañar por las apariencias, administrativamente hablando esto es, todo él, un solar, el solar del IVAM con su bien historiada medianera por si quedaba alguna duda. Un solar calificado urbanísticamente como dotacional cultural-educativo
Y como tal encierra el mandato legal de ser edificado.
Sin embargo, no parece que haya proyecto a la vista, incluso el modelo de mega museo como símbolo está descartado a estas alturas.
Esta sería pues otra de las razones para comenzar por aquí este viaje al pasado.
Un solar que, para dejar de serlo, debe buscar una solución intermedia. Una solución que ofrezca alguna utilidad para los que vivimos en su entorno y para el propio museo mientras encuentra su encaje definitivo.
Este solar es una deuda con la ciudadanía y a la vez también una posible ventana para otros casos similares.En 1950 Ciutat Vella contaba con 100.000 personas, una quinta parte de la ciudad vivían intramuros, y tras la riada del 57 la población se fue reduciendo hasta llegar a los 27.000 actuales.
Eso explica en buena medida el paisaje de casas y fábricas en ruinas dominante en algunos rincones. Desde entonces, el éxodo poblacional y el deterioro de la edificación fue de tal magnitud que unos tras otro todos los planes diseñados fueron fracasando en mayor o menor medida.
En los próximos días seguiremos recorriendo las calles de Ciutat Vella contando historias de algunos de estos lugares anónimos y aparentemente anodinos, os animamos a participar, a imaginar otra Ciutat Vella.