Hace falta una limitación estricta y efectiva a los apartamentos turísticos
Pasan los meses y el ayuntamiento de València sigue impassible ante su obligación de gestionar ciertas actividades económicas extractivas que necesitan vigilancia y limitación. Ya hace un año que María José Català prometió solucionar el problema de los abusos y la ilegalidad en la industria turística en cuanto a los apartamentos turísticos, y todavía estamos esperando esa solución.
El anunciado “plan de choque” de la alcadessa no ha tenido un efecto positivo sensible. Es más, parece que a pesar del aumento de denuncias por parte de la Policía Local a apartamentos turísticos ilegales, la cantidad de activos en València ha crecido de forma imparable. Mientras en el registro oficial ha subido un 2,4% los inscritos, al portal de *Visit València la cifra ha aumentado un 40% desde enero de 2023.
Se está vulnerando la legislación urbanística vigente, y el ayuntamiento mira hacia otro lado
En Ciutat Vella, nuestra asociación en colaboración con otras entidades vecinales y agrupaciones cívicas, ha estado alertando desde hace años sobre el impacto económico, social y urbanístico que la proliferación de hoteles y apartamentos turísticos compuerta para nuestros barrios.
Entre 2018 y 2020, mientras se tramitaba el nuevo plan urbanístico PEP-Ciutat Vella, alertamos de la aparición de un nuevo tipo de alojamiento turístico (el apartamento turístico ocasional) que permitiría que todos los domicilios de la ciudad de València pudieran transformarse en apartamentos turísticos con ciertas condiciones. El gobierno municipal no quiso modificar este texto y todavía colea el asunto: está en los tribunales.
Amics de Carme se ha opuesto administrativamente a la creación de nuevos hoteles y apartamentos turísticos que contravienen las normas urbanísticas vigentes en el momento de petición de licencia, pero el departamento de Urbanismo del Ayuntamiento de València ha tergiversado con triquiñuelas léxicas aquello estipulado en la norma para que finalmente se concediera la licencia. Los tres concejales de urbanismo que ha habido desde 2018 hasta ahora han sido conocedores de esta jugada… y han hecho los sordos.
Amics de Carme propone que la redacción de la nueva ordenanza de apartamento turísticos anunciada por María José Català sea transparente y que el vecindario tenga conocimiento de los términos en que se está redactando. Esta tiene que ser restrictiva para la creación de nuevos apartamento turísticos y no debe permitir legalizar aquellos que están operando fuera de la normativa urbanística actual. Por eso pedimos:
- Declarar la incompatibilidad de uso hotelero de una vivienda en un bloque residencial.
- Obtención del certificado de compatibilidad urbanística para todos los apartamentos turísticos que quieran operar como tal, como prevé la Ley de Turismo.
- Multas coercitivas máximas desde la primera inspección.
- Precintado de aquellos apartamentos turísticos ilegales que continúan en activo a pesar de tener una resolución de cese de actividad.
Se demuestra así que la inactividad del Ayuntamiento de València está perjudicando seriamente la situación de convivencia en Ciutat Vella, y en toda València. Los vaivenes en las declaraciones a los medios de comunicación de la alcaldesa son opacas y no aportan claridad sobre el tema.
De hecho, ni siquiera cumple las ordenanzas vigentes en cuanto a la realización de un censo de apartamentos turísticos en el ámbito de la ZAS del Barrio de Carme a la cual está obligado desde enero de 2019.
La insistencia del Ayuntamiento de València al convertir València en una ciudad turística tiene ya consecuencias graves que parecen no importarle a la alcaldesa.
Ciutat Vella se está convirtiendo en un parque temático: Ciudad Mítica.
Cada vez más las valencianas y los valencianos vemos que nuestra ciudad está invadida por numerosos grupos de turistas.
Esto comporta que, donde estaba prevista la construcción de viviendas residenciales, ahora haya hoteles y apartamentos turísticos. Se está cambiando el modelo económico de negocio en las calles del centro y proliferan tiendas de alquiler de bicicletas, consignas de maletas, comidas para llevarse, cadenas de restaurantes y minisupermercados. Desaparecen las tiendas de proximidad y el comercio tradicional.