La argucia de implantar una Zona de Bajas Emisiones en el APR

Ayer 14 de diciembre de 2023, y a la sombra del anuncio de la ampliación del puerto de València, Jesús Carbonell, concejal de Movilidad y Seguridad Ciudadana, anunció la próxima puesta en marcha de la Zona de Bajas Emisiones y como han conseguido encajarla en el Área de Prioridad Residencial de Ciutat Vella de forma transitoria.

Esta decisión el concejal la justificó porque los trámites de redacción de la nueva ordenanza que tiene que regular la ZBE van con retraso y han visto que con la implementación transitoria a la zona ya delimitada por el APR, se ganan 6 meses más para retrasar la implementación al resto de la ciudad.

Hay que recordar que en el APR ya está limitado el acceso de vehículos y que en la mesa de movilidad del pasado 27 de noviembre se anunció que se iba a permitir que accedieran más…

Llama la atención que desde el primer momento, por el tono de voz, la postura y la mirada, teníamos la sensación de estar casi de luto porque el actual modelo de movilidad «cochecentrista» llega a su final. No olvidemos que estamos hablando de un concejal que iba a hacer del peatón el eje vertebrador de su gobierno.

Convocadas todas las asociaciones implicadas en la nueva ZBE nos encontramos taxistas, conductores de EMT, conductores de transporte de mercancías, asociaciones representantes de personas con movilidad reducida, motoristas, ciclistas, peatones, hostaleros, proveedores de hostaleros, comerciantes y mercados, proveedores de comerciantes y mercados, colegios profesionales, universidades, centros de salud, centros educativos, fallas y representantes culturales, y Amigos de Carme, como representante del vecindario de Ciutat Vella (que hace tiempo que tenemos la sensación de ser la minoría afectada y quizás tenemos razón).

De todo lo que se habló, hay que tener en mente algunos datos importantes:

a) Valencia es una ciudad donde la mayoría de la gente se desplaza andando.

b) El concejal hizo una declaración de intenciones de cumplir el mínimo de las instrucciones de la ZBE y que fruto de ese afán tenemos la ZBE en Ciutat Vella.

En todo momento el concejal insistió en que por supuesto no habría un mínimo régimen sancionador, porque él es más de ofrecer zanahorias y no dar al lomo en un palo (en pocas palabras nos estaba señalando que él es quienes manda y el resto somos los burros de la manada).

No es la primera vez que el concejal que ha hecho del peatón el eje de su gobierno, se muestra comprensivo con las infracciones cometidas por los vehículos a motor.

Fueron varias asociaciones que le ofrecieron ayuda de forma desinteresada para redactar la ordenanza (desde la Universidad Politècnica hasta el Colegio de Ingenieros de Caminos, Puertos y Canals (ofrecimientos que fueron rechazados).

En todo momento, el concejal excusó las decisiones malas que tendrá que tomar, siempre por imperativo otros estamentos y en defensa de un transporte público consistente en la adquisición de 57 autobuses eléctricos… poniéndolo incluso por delante de las necesidades de los peatones. Incluso, tuvo unas palabras peatonales que invaden de forma inadecuada el carril de circulación de la calle San Vicente.

Así las cosas, hay que decir que en la parte que nos corresponde, casi somos unos privilegiados de cara al resto de la ciudad, porque nosotros disfrutaremos de un aire menos contaminado que el resto de barrios donde no está previsto hacer nada mientras no sea obligatorio.

Pero desde dentro lo que vemos es que han pervertido la Zona Acústicamente Saturada (nunca se ha tomado una medida de ZAS si no ha ordenado un juez) y el Área de Prioridad Residencial (donde los residentes no llegamos ni a un 10%) y ahora lo han vestido todo de Zona de Bajas Emisiones, para salvar el culo del Ayuntamiento, hasta el 30 de junio de 2024, cuando la ZBE tendrá que ser efectiva en toda la ciudad de València.

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