Este ayuntamiento está ahogando la vida de Ciutat Vella.
Mientras publicita a bombo y platillo el Plan Especial de Protección de Ciutat Vella (PEP), la lectura detenida de su contenido desvela la bendición otorgada a la terciarización de nuestro centro histórico.
Desde hace años denunciamos el viraje que los responsables de Urbanismo (antes Vicent Sarrià y ahora Sandra Gómez, pero con los mismos ayudantes Rafael Rubio y Carlos Fernández) están dando al concepto de residencialidad que difunden en sus libelos.
Las asambleas con nuestros socios pusieron de manifiesto las grandes dificultades que se presentan para la vida cotidiana de los residentes y que aumentan de forma exponencial año tras año: el crecimiento desmesurado del turismo en el centro, la aparición descontrolada de apartamentos turísticos, la descomunal cantidad de cambios de uso en edificios enteros, de residenciales a terciarios (hoteles y albergues), la desaparición de comercios de proximidad que facilitan la vida cotidiana de los residentes, el aumento de la ocupación del dominio público con mesas y sillas, en detrimento de usos públicos para la ciudadanía.
A pesar de que técnicos del ayuntamiento determinasen que en Ciutat Vella «existe una superficie excesiva de terciarización», la concejala de Urbanismo bendice la promoción de hoteles y edificios turísticos: así, permite que nuestro Centro Histórico desfallezca y desaparezca.
Se esfuerzan en contabilizar el aumento de edificios protegidos, pero se olvidan de citar las modificaciones de alineaciones, apertura de calles, creación de nuevas plazas, desaparición de atzucacs medievales que existen todavía. De todo este patrimonio valenciano, amenazado de destrucción y desaparición, no dicen nada. Es más, lo certifican sin justificación patrimonial: cuando perdemos patrimonio histórico, perdemos nuestra historia y nuestra valencianía.
Si todo esto aportase beneficio y mejoras a la ciudad… ¿cómo es que los residentes de Ciutat Vella están siendo expulsados?, ¿cómo es que la vida diara se hace tan cuesta arriba?, ¿cómo es que se pretende proteger el patrimonio histórico destruyéndolo?
¿Por qué los responsables de Urbanismo defienden callando la construcción de hoteles y hostales que devoran y destruyen tanto el tejido humano como la trama urbana del Centro Histórico de València? ¿Tal vez los intereses económicos de dirigentes del PSOE-PSPV en València? La prensa ha dado buena cuenta de las «dangerous liasons» entre sus responsables en la ciudad y en la provincia de València, con grandes operaciones inmobiliarias que destripan el centro histórico… pero dan buenos dividendos.
El centro histórico de València es un Bien de Interés Cultural (BIC), la mayor distinción legal del Estado español para un bien patrimonial y nuestro mayor rasgo de distinción como valencianos: por eso debería ser protegido con mimo, aunque en este momento se encuentra amenazado de desaparecer en parte. Nuestra asociación lanzó alertas sobre Unidades de Ejecución en trámite (la UE10, la UE4, la UE12). Los avisos llegaron tanto al actual ayuntamiento (que venía para deshacer los entuertos precedentes), como a la Dirección General de Patrimonio, cuya responsable no escatimaba epítetos sobre su gestión en protección de bienes patrimoniales. Su respuesta: el silencio.
¿Cómo se presenta un Plan de Protección que destruye calles, modifica la trama histórica y bendice la proliferación de hoteles y albergues?
No recupera la trama histórica en puntos extremadamente sensibles como el entorno de los Santos Juanes, o el barrio de Velluters. Mientras en la plaza de la Reina se realizan esfuerzos titánicos para «evocar» calles desaparecidas a mediados del siglo pasado, en 2019 presenciamos cómo se esfuman y perecen calles y trazados históricos para beneficio de la industria turística. Este es el nivel de protección del patrimonio cultural que nuestros responsables municipales proponen para uno de los más importantes centros históricos de España.
Nuestra preocupación no puede ser mayor por lo que respecta al PEP-Ciutat Vella: permite actuaciones destruyendo calles históricas, catalogadas como BIC.
Calles con solera, con historia y que son patrimonio de todos los valencianos, están amenazadas de desaparecer por los intereses enconómicos de unos pocos y contra el beneficio general que supone el mantenimiento de la trama histórica, las calles medievales de València.
Así, con la nueva redacción del PEP-Ciutat Vella que pasará por la comisión de urbanismo, el nuevo ayuntamiento da un espaldarazo importante a la terciarización de Ciutat Vella, sin mover un ápice su postura favorable a la destrucción de patrimonio histórico, la destrucción del tejido residencial y la destrucción del comercio tradicional.