Aunque durante décadas junto a la casa del relojero del Micalet no existía ningún edificio de especial valor arquitectónico, al menos estas construcciones no desentonaban con su entorno inmediato.
Era posible, tanto desde el punto de vista técnico como legal, que el nuevo edificio que se ha construido hubiese tenido un diseño más integrado que el elegido sin necesidad de crear un falso histórico. No se ha querido.
Además, habría sido la ocasión perfecta para realizar las catas arqueológicas pertinentes para conocer lo que se conserva en el subsuelo de ese solar, como solicitó oficialmente Amics del Carme con el apoyo de la Universitat de València. Ha sido una ocasión perdida porque, con casi total seguridad, se habría encontrado algún resto de la muralla romana de la antigua Valentia.
Los arquitectos advenedizos aupados a jefes que carecen de un apropiado criterio histórico y de mano izquierda para composición de fachadas no deberían tener competencias en materia de patrimonio histórico. Para eso están los historiadores del arte y de la arquitectura formados y con experiencia a los que, por cierto, poco se les pregunta desde el departamento de Urbanismo de este Ayuntamiento.
Vemos necesario pedir la convocatoria de la Comisión Mixta de Patrimonio para averiguar si se están cumpliendo las normas urbanísticas de los Planes Especiales de Protección en Valencia. Hemos podido comprobar que algunos informes están tergiversando las normas urbanísticas con interpretaciones que le dan la vuelta a lo prohibido por cuestiones de protección del patrimonio, permitiendo su destrucción.
Es una intervención decepcionante. Pese a tener toda la normativa patrimonial que tenemos, es una actuación irrespetuosa y contrastante con el entorno monumental. Este edificio no consigue de ninguna de las maneras quedarse integrado ni armonizar.
Otro punto que necesita un debate con el Ayuntamiento es el uso que tendrán el nuevo y el viejo edificio. Coincidimos con Urbanismo en que es apropiado un uso sociocultural, pero como equipamiento dotacional de barrio. Sería insensato convertirlos en un atractivo para la masa turística. En ningún caso debería aumentar la turistificación del centro histórico.