Después de 25 años se está revisando y unificando la regulación urbanística de los diferentes barrios del centro histórico de Valencia. Como resultado, se está redactando un Plan Especial de Protección de Ciutat Vella que señala la recuperación del carácter residencial del centro histórico como una de sus prioridades. Es evidente que hablar de Ciutat Vella hoy implica hablar del proceso de turistificación y de su impacto en la expulsión de vecindario. El PEP se está redactando en un momento en que la problemática de la turistificación se ha vuelto central y este plan está llamado a tener un papel fundamental en la regulación de este proceso. El ayuntamiento tripartito debe decidir ahora si hacer un PEP que condene en Ciutat Vella a ser un parque temático para el uso exclusivo de turistas y visitantes o si regular de forma valiente para dar soluciones a un «vecindario en peligro de extinción».
Mientras el PEP se debate y aprueba, la proliferación de hoteles y viviendas de uso turístico en Ciutat Vella continúa a un ritmo imparable y se ha convertido en una de las principales preocupaciones del vecindario del centro histórico de Valencia. Vivir en Ciutat Vella hoy es un auténtico reto. Vecinos y vecinas se ven obligados a competir por sus viviendas con grupos inversores y turistas internacionales. La no renovación de contrato para hacer apartamentos turísticos o las subidas de alquiler de hasta el 40% son moneda corriente en el barrio. También lo son los problemas de convivencia que genera la fuerte presencia del turismo en todo el centro histórico. El resultado es claro: la creciente expulsión de vecindario del barrio.
La turistificación de Ciutat Vella ha llegado a un punto de saturación que necesita ser abordado con decisión. Si el PEP quiere apostar por la conservación del carácter residencial del centro histórico, declarará la totalidad de los barrios de El Carmen, Velluters, El Mercado y Seu-Xerea como Zonas Turísticamente Saturadas. Y debe hacerlo de forma inmediata y sin excepciones si no quiere quedarse en papel mojado. Las más de 50 licencias hoteleras pedidas antes de la moratoria aprobada el pasado febrero y la posibilidad anunciada de obtener nuevas licencias en edificios singulares como palacios implican dejar vía libre a los inversores inmobiliarios. Si a esto sumamos la falta de medidas para evitar la proliferación de viviendas de uso turístico en edificios residenciales, las cuales, como no se equiparan en el PGOU al uso terciario hotelero, no quedan afectadas por la moratoria, es evidente que el carácter residencial de Ciutat Vella se ve gravemente desprotegido.
La regulación de las viviendas de uso turístico es precisamente uno de los aspectos más importantes en los que el PEP debe tomar partido. La línea anunciada de regular los alquileres vacacionales ofrecidos en plataformas digitales como Airbnb como si fueran «viviendas colaborativas» es un error grave que deja, otra vuelta, vía libre a los inversores inmobiliarios. Diferentes estudios demuestran que una parte muy reducida de los apartamentos vacacionales ofrecidos en estas plataformas pueden considerarse como economía colaborativa. Por el contrario, grandes inversores y multipropietarios concentran la inmensa mayoría de estos pisos, lo que evidencia que se trata de una actividad económica que genera enormes beneficios privados y fuertes impactos sociales. El PEP debe contemplar una regulación restrictiva de esta actividad económica, mucho más decidida que la limitación a 90 días anunciada, y con medidas de control y supervisión por parte de la administración que garanticen su cumplimiento.
Si no se regulan los apartamentos turísticos con medidas inmediatas y contundentes, la hotelització de las viviendas de Ciutat Vella continuará profundizándose sin trabas. Frente ello, ya un año de elecciones, nos planteamos qué modelo de ciudad quiere el actual equipo de gobierno, una ciudad para el vecindario, que garantice el derecho fundamental a la vivienda, o una ciudad inhabitable y abusiva, que expulsa las personas de sus casas.
* Veïns en Perill d’Extinció es un colectivo de Ciutat Vella del que forma parte AVC Amigos del Carmen