Bendito turismo (ironía)

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El turismo, esa bendición que llega a las vidas de los residentes en Ciutat Vella para transformarlo todo en Ciutat Mítica nos brinda una serie de maravillosas externalidades y perjuicios. Sí, esas joyas que alegran nuestros días y nos hacen preguntarnos si el paraíso es realmente tan maravilloso como dicen. ¡Cómo no vamos a estar a gusto con tanto quebranto!

Comencemos con la pérdida de identidad cultural de Valencia, donde las calles ya no se llenan de vecinos con caras conocidas, sino de hordas de turistas con sus sandalias y calcetines. ¡Esperemos que al menos los calcetines sean de una calidad …turística!

Además, el turismo también nos trae la destrucción del comercio tradicional y de proximidad. ¿Quién necesita tiendas locales donde te atiende Vicenta o Paco, cuando puedes disfrutar de una magnífica cadena comercial como Pansalao que ofrece lo mismo en todas partes? ¡La homogeneización es el futuro, queridos valencianos!

No podemos olvidarnos del increíble aumento desmesurado de los precios en bares y cafeterías. ¿Quién necesita un riñón cuando puedes pagar un helado o un café con leche con solo unos pocos órganos vitales más? ¡Qué experiencia tan gratificante! Olvidaos ya de pedir un café del tiempo. Ahora es un café con hielo y una rodajita de limón. Pero lo mejor estará en el precio desorbitado que te cobrarán, inocente e incauto residente.

Ah, y no se pierdan la magnífica experiencia (turismo experimental) de la presión inmobiliaria. Los precios de alquiler y venta se disparan en los bajos comerciales y en las viviendas. ¡Pero no se preocupen, el turismo es un maestro en la gentrificación! Cambiar rápidamente la población y la enajenación de los individuos es parte del encanto del turismo promovido por Visit València.

Pero no, aún hay más. Negocios turísticos innecesarios por doquier. Porque, admitámoslo, ¿quién necesita servicios para la vida cotidiana cuando puedes encontrar veinte tiendas de souvenirs en una sola calle? ¡La felicidad tiene forma de imán para el frigorífico!

Y, por supuesto, no podemos dejar de mencionar la hotelización del centro histórico. ¿Quién necesita vecinos y conocidos cuando puedes disfrutar de una hermosa cadena hotelera en cada esquina? ¡Tendremos camas de sobra!

¿Y qué hay de los apartamentos turísticos ilegales en fincas residenciales? Nada como sentir ese escalofrío de peligro físico cuando no conoces a los nuevos. ¡Es una aventura emocionante que nos recuerda que siempre debemos tener el spray de pimienta a mano! Porque ya aceptamos el vandalismo y el mal comportamiento como modus operandi habitual del turista que queremos: que provoquen ruidos incesantes, y que destrocen escaleras. ¡Los destrozos son solo una expresión artística moderna!

La desigualdad social se convierte en la mejor compañera del turismo. Las familias desfavorecidas abandonan sus hogares mientras los negocios y los precios se disparan. ¡El turismo es realmente un maestro en el arte de redistribuir la riqueza!

Y qué bien la desculturización. Adiós a las costumbres y tradiciones populares, hola a los mercados «tradicionales» que solo aparecen para turistas perdidos.

Pero esperen, aún hay más. La saturación turística: la joya de la corona. El uso intensivo y descontrolado del espacio y de los recursos públicos para el beneficio privado. ¡Qué mejor manera de mostrar nuestro amor por la humanidad que agotando los recursos comunes hasta el límite!

Y para finalizar, la industria hotelera. No solo es una actividad nociva para el medio ambiente, sino que se las arregla para incumplir sistemáticamente las regulaciones existentes. ¡Nunca subestimen el poder de la industria turística para hacer lo que se le antoje!

Ah, el turismo, esa fuente inagotable de externalidades que nos alegra la vida y nos hace preguntarnos: ¿quién necesita estabilidad, identidad cultural y precios razonables cuando puedes tener una experiencia turística única? ¡Gracias, turismo, por ser tan… inolvidable!

Bien. Pues dejando aparte toda la ironía anterior, nuestra petición al Ayuntamiento es el control, la mesura y la prudencia en esas cifras vertiginosas que pretenden que aumenten, así como el freno definitivo en alojamientos turísticos y la inspección de toda actividad turística ilegal y abusiva.

Les deseamos buena suerte.

Lluís Mira i Borderia
Presidente de Amics del Carme


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